ORACIONES MILAGROSAS
Señor, ante el dolor de Cuba y
en la hora difícil que viven todos los pueblos de América,
venimos a Ti, que eres el Camino, la Verdad y la Vida.
Que tu Cruz,
símbolo de tu sacrificio redentor y de tu mensaje evangélico,
se clave muy profundamente en las entrañas de nuestros pueblos,
y que en los dos maderos de esa cruz encontremos
el camino de la justicia y de la paz.
El madero vertical, que se dirige hacia lo alto nos
invita a elevar nuestra vista por encima de las cosas materiales,
y a llegar hasta Ti por la fe y el amor.
El madero horizontal, que se extiende hacia uno y
otro lado como dos brazos, nos enseñan que se
abren para estrechar a todos los hombres en un abrazo de hermanos.
¡Señor! Que triunfen en Cuba y en toda la América
los tres grandes ideales que se encierran en tu Cruz:
el ideal de la fe, de un cristianismo vivo y dinámico,
frente al materialismo que quiere invadirnos;
el ideal de la libertad, porque
Tú nos hiciste libres y quieres que sean respetados
todos los derechos que diste a todos tus hijos,
frente a la opresión a que quieren
someternos los que olvidan tu Ley;
el ideal de justicia social, porque todos somos hermanos,
hijos tuyos que eres nuestro Padre celestial,
y frente al odio y a la lucha de clases queremos
unirnos en un abrazo de justicia y amor.
Señor, te pedimos por intercesión de la Santísima Virgen de la Caridad,
patrona de Cuba,
por cuantos en la patria luchan por estos ideales.
A los que te han hecho la ofrenda preciosa de sus vidas en flor,
dales el descanso y la paz, y haz que sea fecundo su sacrificio.
A los que padecen en las cárceles y a cuantos luchan y sufren,
concédeles la fortaleza y la gracia.
Y haz que los que están sometidos a la dura prueba del exilio,
sepan ser dignos de Ti y de los que allá luchan y allá mueren.
Señor, da a los equivocados la luz;
y a los que odian, el amor.
Haz que la juventud de América sepa comprender que:
es mejor vivir heroicamente que vivir cómodamente.
Haz, Señor,
que nuestros pueblos encuentren en Ti el verdadero camino,
la verdadera respuesta a sus inquietudes y
a sus justas aspiraciones,
así como la verdadera paz en fruto de la justicia.
Señor, que Cuba,
y con ella toda la América,
sea tuya,
bajo el signo de la Cruz.
Amen .
Así sea.
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